Alumni se ha acercado al colegio para conocer al nuevo director, Alejandro Fernández. Lleva 25 años volcado en miles de los proyectos de San José del Parque y ahora comienza su nueva aventura como director. Aquí os dejamos la entrevista para que todos podáis conocer de cerca a Alejandro, un enamorado de la educación y de las personas.
Alejandro es una persona muy sencilla, muy de casa, muy familiar y lo que más le gusta del mundo son las personas. Me encanta estar con la gente, con mi familia, con mis amigos, con mis compañeros de trabajo y por encima de las personas no hay nada.
Tengo muchísimas aficiones, tanto es así que nunca me aburro en mi tiempo libre. Me encanta viajar y lo hago con frecuencia. Tengo la suerte de tener una familia internacional, lo que me permite viajar muchas veces. Mis hijas viven fuera, mi mujer y casi toda mi familia son de fuera así que he viajado mucho y por diferentes lugares. Me encanta descubrir nuevas culturas, nuevas gastronomías, nuevas formas de pensar. Me gusta la gente diferente entonces disfruto viajando.
Otra gran afición, es la lectura y tengo una pequeña peculiaridad y es que leo en inglés, francés y español de forma que me divierte descubrir las diferentes culturas a través de los libros.
Este año, 2021, hago 40 años en el mundo de la enseñanza, durante los cuales he tenido una trayectoria bastante diversa.
He estado en los tres estamentos que existen de la educación: he sido profesor de la escuela pública, profesor de ACADE y profesor en las escuelas religiosas de FERE donde me he quedado porque es donde me crie y porque es mi verdadera vocación, ser un educador cristiano.
Hace 25 años que los Maristas me ofrecieron la oportunidad de ser lo que yo quería y aquí estoy. En todos estos años en San José del Parque he sido muy feliz y me he sentido plenamente integrado en esta gran familia.
Vine como profesor sustituto de inglés de dos profesores, uno porque se iba y otro por baja por enfermedad. El Hermano Evelio, que era el director en ese momento, lo primero que hizo fue darme 29 horas de clase. Para mi era lo más fácil del mundo, tener tantas horas de clase, pero sin ninguna otra responsabilidad ya que venía de la dirección de otro colegio. Por tanto, me sentía un privilegiado y muy cómodo. Disfruté mucho, pero me duró solo un año ya que después entré en Pastoral con el Hermano Ambrosio, empecé a formar grupos para hacer intercambios escolares, me metí en más departamentos, a dar clase de religión y al tercer año de estar aquí estaba ya hasta el cuello que es mi verdadera vocación, estar hasta el cuello, pero eso sí, haciendo lo que me gusta.
Yo soy de los que piensan que hemos cambiado más nosotros que ellos. Los chavales no son los que cambian sino nosotros que según vamos cumpliendo años los vemos de forma diferente.
Los valores fundamentales de un adolescente de 16/17 años creo que permanecen más o menos. Quizá ahora son más cómodos, menos comprometidos o tienen ciertos puntos de vista diferentes, pero fundamentalmente son iguales.
Lo que cambia es la forma de trato que nosotros tenemos con ellos, yo les he tratado diferente cuando tenía 30 años a cuando tenía 50 o ahora que tengo 60.
Cuando te ofrecen ser director a los 30 años das saltos de alegría, cuando te lo ofrecen a los 60 la cosa cambia porque normalmente y como es en mi caso sueles tener cubiertos todos los aspectos de tu vida. Yo, además, me encontraba feliz estando en clase, ayudando a los chavales, participando en el voluntariado, haciendo actividades internacionales… pero los Maristas me lo han pedido como un servicio al colegio, al que quiero con todo mi corazón, y por tanto he aceptado el reto con mucha ilusión.
Mi gran reto como director es ponerme al servicio de unos profesionales en los que creo. En San José del Parque hay profesionales muy buenos en todos los campos y yo como director lo único que pretendo es apoyarles, darles la capacidad y la autonomía de que sean ellos los que hagan las cosas.
Por tanto, uno de mis objetivos es el delegar, pasar responsabilidades a todas las personas en las que confío. Y si todos ellos, en los que creo, lo hacen como espero el colegio mejorará y no por mi sino por los grandes profesionales que tiene San José del Parque.
Vuelvo a lo del principio, lo más gratificante es el cariño y el afecto de la gente. Es decir, el trato con las personas.
Toda la labor de gestión y de despacho de un director reconozco que me gusta bastante poco, pero estar aquí me ofrece la posibilidad de estar en contacto y cerca de todo el equipo que son tan buenos humana y profesionalmente.
Además, me permite ayudarles, darles confianza y seguridad lo que les hace que trabajen muy felices y ver que un profesor está contento trabajando contigo, que da el 100% porque se siente motivado y que se siente a gusto en su trabajo… para mi sin duda es la mayor gratificación de ser director de San José del Parque. Conseguir que la gente que trabaja conmigo disfrute de su trabajo, crea en ello y sea feliz haciéndolo.
Los que identifican el ideario, el pensar y el sentir Marista. El espíritu de familia, de trabajo, de sencillez, el amor a María… todos los valores que son la esencia de los Maristas.
Estos valores son los que además me gustaría que nunca se perdieran y que nos sigan representando.
El fondo es el mismo, lo que cambian son las formas. Si viniera ahora cualquier Hermano de los años 60 que es cuando comenzó este colegio y viera el estilo del colegio, cómo son las clases, cuál es la metodología, cómo son los profesores… creo que se quedaría impactado. Hemos cambiado completamente, el colegio se ha modernizado. Se están dando pasos de gigante en que el colegio esté adaptado a las necesidades de nuestro tiempo.
Pero repito, el fondo, el quererse unos a otros, el sentirse familia, el ser sencillos, el acompañar a nuestros alumnos… todo esto que fue el origen del colegio se mantiene y así me gustaría que perdurase. Que cambien las formas, pero no el fondo.
A los antiguos alumnos de San José del Parque solo les pido una cosa: que sigan queriendo a su colegio, que sigan sintiéndose Maristas y que no dejen de venir por aquí. Un periodista dijo una vez que Marista se es siempre y yo creo en ello, una persona que se siente Marista, lo es siempre.
Por otro lado, me gustaría que Alumni creciera. Antes de formarse como tal esta asociación y durante muchos años he apostado dentro del colegio por las reuniones de antiguos alumnos y lo seguiré haciendo. Mi objetivo es conseguir una asociación de antiguos alumnos con una gran actividad como tienen otros colegios en los que Alumni son una parte activa del centro con reuniones, deporte… El incrementar la presencia de los antiguos alumnos de San José del Parque enriquecería y mucho al colegio.
Quiero verlos por aquí, que tomen iniciativas, que utilicen las instalaciones… quiero que sigan sintiendo este como su colegio.
El pistolero
Comida favorita: cocido montañés y los caracoles de Borgoña
Última vez que has cantado el himno del cole: durante el confinamiento de la pasada primavera nos mandaron un vídeo con fotos e imágenes del colegio con el himno de fondo y reconozco que lo canté solo en casa
Real Madrid o Atlético: Racing de Santander y matizo, segunda división B
Las mejores fiestas del cole: mis segundas fiestas aquí en el año 97. Recuerdo que se hacía la Verbena y que estuve en uno de los dos bares que se ponían en el tercer patio para sacar dinero para el viaje de fin de curso de los mayores. No salí de allí, pero eso sí no me perdí ninguna actuación como el baile de Beatriz Estellez con las profesoras.
Patios o campos: campos
Humildad, sencillez o modestia: las tres tan buenas… casi imposible decidirse, pero me decanto por sencillez
Una anécdota no contada: yo todavía era director de otro colegio y en una reunión de directores coincidí con el Hermano Evelio, en ese momento director de San José del Parque. Evelio me preguntó si conocía una profesora de francés. Entonces yo le contesté, sí conozco una, pero si te la llevas a ella a San José del Parque me tienes que llevar a mi también le contesté. El se quedó muy sorprendido y no se lo creyó así que me dijo que si podía venir un día a ver mi colegio de aquel momento y los recibí a él y a Jesús del Moral un 15 de mayo. Pasaron el día viendo el cole y comieron en el comedor con nosotros. Cuando se despidió me dijo el Hermano Evelio, en realidad no he venido a ver este colegio y yo le dije: ya lo sé, has venido ver quién era Alejandro. El me contestó, ¿Cómo lo sabías? Porque yo también lo hubiese hecho. Y de esta forma en septiembre de ese mismo año comenzamos Pascal, mi mujer y profesora de francés, y yo, en San José del Parque.
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